POR INÉS MARTÍN RODRIGO
25-3-2009 19:19:14Nunca es bueno fiarse de las apariencias, y menos cuando de vacías definiciones de diccionario se trata. Pero en este caso hay que rendir tributo al (sabio) diccionario por su acertada definición de «carbono», el elemento esencial de la materia humana que lo mismo crea que construye, abraza que agrede y siembra para después destrozar la cosecha.
En esta acertada descripción de un elemento tan esquizofrénico se ha basado la joven escritora offbeat Heidi James para construir «Carbono» (Ed. El Tercer Nombre), su primera novela que ahora se publica en castellano. Tiene el relato de James todas las características de las que dicen prescindir los offbeat, siendo éstas, sin embargo, sus señas de (no) identidad armonizadas en una bella y múltiple contradicción literaria. Desgarro emocional desmedido, intensidad lírica asfixiante, originalidad teñida de amargo raciocinio, desmesura compositiva rayando la perfecta armonía. y todo ello situado en un contexto narrativo en el que el yo del novelista se trasluce cínico y observador sobre los personajes, como si de un yo omniscente y poderosos se tratase (el mismo al que todos los autores persiguen hasta la extenuación mental).Decadente existenciaEse mismo poder omniscente se aprecia en la literatura que Heidi James desgrana, en este caso a través de un relato desastradamente femenino. La autora offbeat se aventura (ella misma forma parte de la expedición narrativa, sin trampa ni cartón) a radiografiar las vidas truncadas de dos mujeres destinadas a encontrarse. en vida y muerte. en la ficción y en la realidad. Porque Pearl y Patricia están perdidas, pero se trata de una perdición compartida, armonizada. Sus vidas están condenadas a truncarse al unísono («Es el momento de empezar el final de ella y el principio de mí»), irreparablemente conectadas por el cordón umbilical de la suciedad. Y su conexión no termina con la muerte, pues es ésta bella dama menos intensa y poderosa que la bella efigie del nacarado (y raído) destino.
Un destino femenino al que Heidi James se atreve a llamar por su nombre en «Carbono», pues como uno de los personajes expone a modo de satírica autocrítica "él siempre se paseaba a por mi sin detenerse a mirar". Pero la autora de «Carbono» no sólo observa con minucioso desgarro las decadentes existencias de cuantas mujeres se afanan por vivir la vida que de ellas se esperaba y no la que (ningún) día soñaron con tener, sino que incluso se atreve con la moralidad y lanza un mensaje de destrucción y comienzo, Apocalipsis y paraíso: «La eternidad ha recibido orden de abandono y el carbón, la esencia y el enemigo de la vida, nos ha hecho quedar como idiotas».
Ejemplar desembarco literario de la generación offbeat en España, donde Heidi James ya ejerce como abanderada con merecidos galones literarios en su solapa.
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